En Noviembre de 2006 volábamos a Mallorca con el interrogante de saber cómo sería la misión después de tantos años sin que los misioneros Redentoristas predicásemos en la isla. La respuesta la tuvimos casi al llegar: aceptación plena a la propuesta de Misión y buena acogida a los misioneros.

Dos años después hemos repetido el viaje. Nos esperaba en el aeropuerto D. Jaume Puigserver, franciscano de la TOR, bien conocido de los misioneros por haber participado en diversos encuentros del Cesplam durante el verano. D. Jaume es párroco de Llucmajor donde se predicó la Misión hace dos años. También es el párroco de la Colonia Sant Jordi donde se ha celebrado la Misión en esta ocasión; al igual que en Ses Salines, cuyo párroco es D. Francesc Munar.

El poder llevar a cabo estas dos misiones, ha sido posible gracias a la experiencia misionera de Llucmajor donde estos días hemos tenido también la Renovación de la misión. Durante dos años se han venido reuniéndo fielmente 24 asambleas familiares llenas de vida y de ganas de seguir. Algunos escépticos pensaron que todo terminaría con la marcha de los misioneros pero gracias al empeño del párroco, de los dueños de casa y los animadores,  un grupo numeroso de personas han iniciado el catecumenado de adultos para seguir creciendo en la fe y el compromiso parroquial.

La misión en los pueblos de Ses Salines y Colonia Sant Jordi ha sido muy trabajada en sus comienzos. La Colonia Sant Jordi, al sur de la isla de Mallorca, tiene un pequeño puerto de mar y mucha infraestructura turística... puesto que es su fuente de vida. Ses Salines se encuentra tierra a dentro unos 8 km. Su riqueza se basa en el campo y últimamente en el turismo de interior.

Los misioneros se tuvieron que mover mucho en los tres días de preparación inmediata para que “brotaran” las asambleas, y al final surgieron, no en el número que hubiésemos deseado, pero sí en clima fraterno en todas y en la calidad de los monitores que son la esperanza para la continuidad de las asambleas. Las celebraciones han sido especialmente vivas y participativas. Ha sido una bonita experiencia eclesial y fraterna.  

La Misión ha sido una experiencia intensa para estas comunidades cristianas. Les deseamos muchos frutos en la continuidad de la misión, al igual que en la vecina parroquia de Llucmajor.

La tarea misionera continúa en Campos, una parroquia grande que estos días vive la experiencia de la Misión. Deseamos a todos, feligreses, párroco y misioneros, lo mejor para que la Iglesia y el compromiso cristiano siga creciendo. Rezamos por ello.