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¿Qué es la Misión Popular Parroquial Renovada?
Antes de explicar sintéticamente en qué consiste la Misión Popular, o Misión parroquial, es necesario hacer una pequeña aclaración: ¡No hablamos de las misiones clásicas! de los grandes misioneros de antaño que con grandes dosis de tipismos y anécdotas hablan nuestros mayores; ni de la sola acción misionera de la Iglesia en el Tercer Mundo.
Después de tantos años sí que tenemos que seguir hablando de MISIÓN, porque sigue siendo necesaria en nuestra España, y porque lo que pretende, anunciar de nuevo el Evangelio, no ha cambiado y sigue siendo nuevo, válido y necesario en nuestra Iglesia. Lo que sí ha cambiado es el modo de llevar a cabo la misión, por eso hablamos de misión “renovada”.
La Iglesia siempre ha sido misionera, y tiene que seguir siéndolo. La realidad social y religiosa de las familias del siglo XXI exige un esfuerzo grande e imaginativo a la hora de llevar adelante una “Nueva Evangelización”, especialmente, entre las generaciones más jóvenes.
¿Quiénes la dan?
La Misión Parroquial es un tiempo fuerte de evangelización extraordinaria durante el cual la comunidad, ayudada por los misioneros, se auto evangeliza entusiasmando y fortaleciendo la experiencia cristiana de esa comunidad, promoviendo en ella el nacimiento de grupos de catequesis de jóvenes y adultos; ayudando a establecer caminos de acercamiento a los alejados; potenciando así el proyecto pastoral de la propia comunidad.
¿Qué pretende?
Objetivos generales de esta acción misionera
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Estimular a los practicantes. Provocar en los miembros de la comunidad parroquial un encuentro fuerte con los demás cristianos y con la Palabra de Dios del que salgan fortalecidos y renovados en su vida de fe.
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Detectar nuevos colaboradores. Ayudar a que cada uno descubra cuál es su puesto de responsabilidad y de servicio en la comunidad y en el barrio.
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Salir al encuentro de los alejados. La comunidad parroquial sale al encuentro de los que se han alejado de la fe o se han apartado de la práctica religiosa para entablar un diálogo desde el Evangelio.
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Iniciar grupos de formación en la fe. Es la gran laguna de la mayoría de nuestros cristianos, a la que se trata de dar respuesta con la puesta en marcha de las Asambleas Familiares Cristianas y, posteriormente, con la catequesis de adultos.
Para conseguir estos objetivos la Misión Parroquial parte de los siguientes presupuestos:
- La Misión Parroquial es una acción pastoral extraordinaria, que viene como ayuda a la pastoral ordinaria.
- La Comunidad parroquial, que se pone en estado de misión, es la protagonista de todas las acciones evangelizadoras. Los misioneros son colaboradores especializados.
- La Misión Parroquial no es simplemente un acto puntual y aislado, sino un proyecto evangelizador concebido en forma de proceso con tres etapas: Premisión, misión y postmisión.
¿Cuánto dura?
Itinerario del proceso Misionero [Descargar díptico en PDF]
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Premisión: Es la preparación propiamente dicha, puede entenderse como la misión a los cercanos, con el fin de convertirlos en agentes de evangelización.
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Misión: Es el “tiempo fuerte de evangelización”. Suele durar ordinariamente dos semanas. La primera semana para las Asambleas Familiares Cristianas (reuniones de los vecinos en los hogares) y la segunda para la escucha de la Palabra-Predicación y los Encuentros por grupos específicos.
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Postmisión: Su sentido está en consolidar los frutos conseguidos en la misión y en especial afianzar la dimensión misionera que se venía potenciando desde la premisión: preocupación por los alejados, los indiferentes, los no-practicantes, etc.
¿Qué resultados produce?
La Misión Parroquial, tiempo extraordinario de evangelización, siempre resulta una experiencia gratificante y enriquecedora para todos los que, de alguna manera, han participado en ella.
Para los sacerdotes porque:
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adquieren un mejor conociemiento de la parroquia o del ámbito en el que se realiza la misión,
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fortalece el ánimo y la ilusión en su vida pastoral,
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se encuentra con un grupo de fieles dispuestos a colaborar más estrechamente con él en la animación de la vida parroquial.
Para los seglares porque:
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experimentan la riqueza de la comunicación y del encuentro con los vecinos,
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vivencian su fe de un modo festivo y participativo en las celebraciones juntamente con los demás cristianos d ela parroquia,
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descubren que pueden ser corresponsables en la marcha de la parroquia.
Para la parroquia porque:
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potencia la pastoral de conjunto tanto a nivel parroquial como arciprestal;
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surgen nuevos grupos de diálogo y reflexión que, con frecuencia, dan paso a grupos de catequesis de adultos,
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aparece como Iglesia misionera que sale del tempolo al encuentro de la gente allá donde vive,
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se encuentra con nuevos cristianos que se acercan hasta ella, y con los que tenía más dispuestos a cargar con la responsabilidad de animarla,
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aparecen grupos de jóvenes, de matrimonios, de oración...
Por todo ello, la celebración de la Misión por sí misma merece la pena.
Conclusión
Puede que esta acción pastoral en clave eminentemente misionera (pastoral de salida) no sea la solución infalible para los problemas más comunes que acechan nuestras comunidades cristianas; pero sí que puede ser un método válido para convertir nuestras parroquias en comunidades decididamente misioneras. La experiencia nos está demostrando que las pastoral sacramental y de conservación, exclusivamente, no es suficiente para las generaciones de cristianos actuales y venideras.
Desde siempre la Iglesia ha sido misionera y tiene que seguir siéndolo.
Para contactar
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