30 Dic Solemnidad de la Epifanía del Señor: Dios te asombra y te ensancha, dilata tu corazón.

Isaías 60: “¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Entonces lo verás, y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se ensanchará”.
La Epifanía es una fiesta de luz. Una revelación de la luz de Dios, de su poder y gloria, a través de su Hijo encarnado. Cristo se manifiesta como salvador y es reconocido como tal ante los sabios de Oriente. Acoger esta luz de Dios, esta fe, hace que nuestro corazón se asombre y se ensanche. Dilata nuestro corazón y con él, dilata nuestra capacidad de amar. Dios viene a ensanchar nuestra vida, a sacarnos de las oscuras sombras del egoísmo, de pensar en pequeñito y solo para mí. Él quiere que hagamos planes grandes y nos sumemos a una familia donde caben todos, donde nadie queda fuera. Los Magos de Oriente con sus distintos tonos de piel y de pelo representan esto, esta Universalidad, de la Adoración a Cristo y este destino universal de su salvación. Nadie queda fuera. Nadie es excluido.
Efesios: “Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles. (…) Que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio”. Pablo hace un matiz oportuno y preciso: La gracia de Dios se me ha dado en favor vuestro. Los dones que Dios me da no son para mí, sino para ayudaros a creer. Dios me ha hecho su instrumento, me ha bendecido para bendecir, me ha amado para amar. Él actúa así. Su gracia es desbordante. Y Él, llena mi vida, y de lo que reboso os llega para llenaros también vosotros. La sorpresa tremenda es que son los gentiles los bendecidos. Gente pagana que no creía en Dios ni visitaba el templo. Que tenía otros dioses u otras prácticas supersticiosas. Dios también quiere a estos en su familia, entre los suyos. No excluye a nadie.
Evangelio de Mateo: “unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él”. Los magos y su estrella tuvieron que asustar bastante a Herodes, rey de Judea. Porque si venía el Mesías a reinar, él se quedaba sin trabajo e igual no había cotizado aún bastante. Bromas aparte, no deja de llamar la atención que Herodes “se sobresaltó”… esa expresión denota miedo. Se sintió amenazado. No le alegró mucho la noticia. ¿Por qué un niño es una amenaza? Porque cuestionaba su poder, su autoridad. Si aquel niño era realmente el Mesías, Rey de los judíos… Herodes estaba usurpando su lugar. Así que, como sabemos intentó eliminar la amenaza.
Con esta actitud de Herodes y de otra gente importante de Jerusalén, está bien que pensemos y yo, ¿me siento amenazado por algo o por alguien? ¿Tengo esta tendencia a compararme? ¿Creo que algo viene a desplazarme o quitarme poder? Es sano que hagamos estas preguntas con honestidad. Porque la vida antes o después nos desplaza, nos manda al banquillo y también allí se puede sonreír y ser feliz.
Víctor Chacón, CSsR