23 Dic Domingo I de Navidad, Fiesta de la Sagrada Familia: Revestíos de compasión, humildad y amor.

Eclesiástico: “El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos. Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros”. El mandamiento de “honrarás a tu padre y a tu madre” está ahí imperturbable en el pasar de los siglos y nos sigue llamando a cumplirlo. Respetar la autoridad de quien te dio la vida y te ha cuidado. Respetar a tus mayores y reconocer que hay mucho por aprender e imitar en sus vidas, en sus actitudes y en la manera de preocuparse y entregarse a cuidar lo de todos, antes que “lo suyo propio”. Es buen día para hacer memoria agradecida de nuestros padres y madres. Y fijarnos en los dones que tienen y que Dios nos hace a través de ellos. Son bendición de Dios para nosotros, algunos ya desde el cielo.
“Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa”. Las bajísimas tasas de natalidad nos alertan. Tener hijos ya no está de moda. Hoy la gente tiene mascotas o plantas con más alegría y normalidad. “Los hijos piden mucho y exigen muchos sacrificios” decía un señor en una entrevista radiofónica. Y con ellos reflejaba muy bien la mentalidad hedonista y narcisista en la que nos movemos en la Europa del S. XXI, el tiktok y la cultura Fast. La sociedad me invita a consumir y disfrutar, a vivir bien y pasarlo bien… y tener hijos complica mucho la cosa, consume tiempo, energía y recursos… y como dicen muchos jóvenes hoy “no renta”. Mal panorama si nos guiamos por esos valores, la humanidad se extinguiría por egoísmo. Nos creíamos que iba a ser un meteorito, pero no, puede que simplemente sea el egoísmo lo que nos extinga.
Los cristianos nos descubrimos llamados a una fecundidad tan generosa como responsable. Generosa, sí, capaz de dar vida, de cuidar y alimentar la vida. De tener hijos y entregarles con sacrificio tiempo y recursos hasta que sean ellos mismos miembros fecundos de la sociedad. Pero también responsable, esto lo dijo en su día San Pablo VI, Papa. La llamada no es sólo a la fecundidad, y cuantos más hijos mejor, sino a tomar una decisión prudente, sabia y consciente donde el matrimonio se confronta y se decide desde las posibilidades reales. ¿Podemos tener otro hijo más? Se busca una decisión prudente y responsable, tener tantos hijos como se puedan amar, cuidar, mantener y educar. La decisión humana cuenta en el discernimiento, las parejas atraviesan sus crisis y hay momentos donde hay que parar y escucharse también. Esto es sabio y también de Dios.
Carta de Pablo a los Colosenses: “Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo”.
Pablo hace este precioso elenco de valores para la sana convivencia. Me gusta especialmente el “revestíos de compasión”, que nada os ofenda mucho o escandalice. Mejor aprended la compasión, que literalmente es sufre con el otro, con tu hermano. “Sobrellevaos”, la palabra que hay detrás en el texto apunta a “cargar el peso de tu hermano” y esto es justo y necesario porque es un mandato recíproco. También él te debe “aguantar a ti”. Y por si hay dudas… sentencia al final: “el Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo”.
Víctor Chacón, CSsR