06 May Misión Malagon STA TERESA Abril 2012
≡ Parroquia de SANTA TERESA ≡
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(12-28 Abril de 2012)
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MISIÓN EN MALAGÓN
“Por la manchega llanura, se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar…”
Malagón, pueblo de ocho mil habitantes, es un pueblo con historia, situado en el corazón del Campo de Calatrava. Actualmente tiene dos parroquias: Santa María Magdalena y Santa Teresa de Jesús.
Tal vez por aquí pasó don Quijote “desfaciendo entuertos”, aunque esto no es seguro. Lo que sí es seguro es que pasó Sancho, que aquí le levantaron una estatua en piedra, al lado de su jumento.
Después, 450 años atrás en 1562, lo hizo Santa Teresa de Jesús. Pasó por estas tierras, dirigió, sentada en una piedra que los del lugar veneran, la construcción de un convento. Y le gustó tanto el lugar que volvió seis veces más.
Ya más recientemente, 30 años hace, llegaron los misioneros redentoristas a misionar aquí. Me dice el P. Benigno Colinas que aquella misión “fue muy buena y tuvo mucho éxito”, por lo que él recuerda. Y entre aquella y ésta última, se hicieron presentes los Padres Pasionistas, también, de misión.
Y hace ahora unas semanas, el 12 de Abril, que iniciamos la misión en la dos parroquias mencionadas, los PP. Juan José Ferrero, Carlos Sánchez, Manuel Cabello, Juan Ignacio Villar, pasionista, y Arsenio Diez. La misión tuvo lugar, gracias a la feliz idea del párroco actual, para celebrar los 50 años de la fundación de la parroquia, santa Teresa de Jesús. Sin duda, acertó al proponer la misión a sus feligreses.
La misión, digo lo que ustedes ya se imaginan, se inició unos ocho meses atrás, cuando el P. Manuel Cabello les presentó todo el proceso a realizar. Inmediatamente se formó un equipo de visitadores en cada una de las parroquias. En la de santa Teresa, de 34 personas, que se pusieron en manos del Señor, se prepararon adecuadamente y visitaron todos los hogares del pueblo. Sólo en esta parroquia, se visitaron 1093 hogares. En María magdalena, por el estilo. El trabajo de Premisión fue largo, duro, pero efectivo. Y por esto, la misión salió adelante. Los comienzos no podían ser más prometedores. Y es que sin Premisión, no hay misión.
Pero vamos al plato fuerte, que son las Asambleas Familiares Cristianas. Se reunieron, de lunes a viernes, 52 grupos, entre las dos parroquias, lo que suponen unos 850 o 900 adultos, que dialogaban cada noche. Todo un acontecimiento que muestra la capacidad de convocatoria que aún tiene la Iglesia en muchos lugares y el deseo de Dios de esta buena gente de La Mancha. Queda, con las Asambleas, establecido un sistema de formación de adultos maravilloso, que durará años; seguro.
Otro tanto a nuestro favor, fue la asistencia a las celebraciones misionales de la Semana de la Palabra. Temíamos que a causa del futbol, que la asistencia a la misión iba a ser peor, pero ni el Barça ni el Madrid consiguieron mermar el número de personas que acudían a las celebraciones de la noche. Los dos equipos perdieron por goleada frente al equipo misionero. Todos los días se llenaba el templo ¡Cómo lo oyen!
Y ahora, un brindis por los laicos, que como ya sabemos son uno de los soportes de la misión. Realmente, nuestro esquema de misión se sostiene en los laicos: ellos visitan las casas en la Premisión; ellos abren las puertas de sus hogares para las asambleas; ellos dirigen los grupos; ellos participan en las celebraciones misioneras y ellos mantienen, junto con el párroco, la misión durante años. Además, en esta ocasión, la mayor parte de los monitores eran jóvenes; gente de mediana edad, mejor dicho.
Reconozcamos, que la mayoría de estos monitores y participantes eran mujeres. Los hombres sólo se hicieron presentes en las celebraciones de la segunda semana; pero sin abusar, claro está.
Y atentos a este dato, significativo y chocante: el sacramento de la reconciliación. Es curioso constatar que, en las misiones, cada vez se confiesa más gente; también gente joven. Gente alejada de la vida de la Iglesia. Todas las mañanas, de las dos semanas de misión, estábamos atendiendo a las personas que lo necesitaban. Además, la celebración comunitaria de la penitencia estuvo muy concurrida.
Vamos a “tirar cohetes” también por los jóvenes y el P. Carlos, que fue capaz de reunir, entusiasmar y comprometer a un grupo de 20 jóvenes. No son tantos como los que dice el Apocalipsis que se van a salvar, pero sí más alegres y dispuestos a seguir los pasos de Jesús.
Y hablando de jóvenes, que no se me olvide hacer mención de los matrimonios jóvenes; esos que se escapan de la vida de la iglesia cuando se casan y no vuelven a aparecer hasta que sus hijos hacen la primera comunión. En total, se reunieron, en dos sesiones, unos cien, la mayor parte, parejas, que es lo ideal. Tampoco es que sean multitud, pero dado los tiempos que corren, no está nada mal.
Y el último cartucho, a favor de los sacerdotes: D. Juan Carlos y D. José Manuel. Los dos jóvenes, los dos del mismo curso y los dos entusiasmados y muy implicados en la preparación y desarrollo de la misión. D. José Manuel dice de la misión en su parroquia: “a la misión ha ido gente mayor. He visto pocas caras nuevas y faltan los hombres. Pero la misión me ha servido para conocer la parroquia y entrar en contacto con gente nueva. La misión sirve para refrescar la fe, y ahí veo mucha ilusión. Mi objetivo es consolidad las Asambleas Familiares…”. Y D. Juan Carlos también hace evaluación, la que tengo aquí delante, en forma de agradecimiento. Da las gracias en la eucaristía final de esta manera, dirigiéndose a los fieles y a los misioneros:
“Os digo, con más convencimiento y emoción que nunca hasta ahora en mi vida de sacerdote: creo en el Espíritu Santo, creo en la Iglesia y creo en esta experiencia evangelizadora, que está siendo la misión parroquial. En la misión he visto de todo: gente conocida y gente nueva.
Y veo con sorpresa y gozo un buen grupo de jóvenes. Por esto y por más cosas, estoy feliz y agradecido a Dios.
Gracias, Señor, por esas treinta y cuatro personas, enviadas de dos en dos, que visitaron 1094 hogares anunciando la misión.
Gracias, Señor, por esos treinta y un dueños que pusieron sus hogares al servicio d la misión para celebrar las asambleas familiares.
Gracias, Señor, por esos treinta y un monitores que con total entrega y generosidad, han mantenido la misión.
Gracias, Señor, por todos los miembros de esta comunidad parroquial, que han participado en la misión y ahora se sienten más felices en su fe y con ganas de comprometerse en la vida de la parroquia.
Gracias, Señor, por los que estaban alejados del la Iglesia y ahora se sienten parte de la familia de creyentes.
Gracias, Señor, por ese grupo de veinte jóvenes, que, llenos de entusiasmo, son el futuro y la esperanza de la parroquia.
Gracias, Señor, por los milagros que se han producido en las celebraciones misionales. Estoy impresionado, agradecido y contento, con la belleza de estas celebraciones, que hacen más bello el rostro de la Iglesia.
Gracias, Señor, por estos dos misioneros, P. Arsenio y P. Carlos, que han sido un regalo del cielo para todos nosotros.
Gracias también, Señor, por todo el excelente equipo coordinador de la misión parroquial.
Ahora, hermanos y hermanas, queda nuestro compromiso de seguir misionando en nuestra parroquia, con el fin de construir una nueva comunidad.
¡Gracias, gracias, gracias! Que Dios os lo pague a todos”.
Abrazos a todos los hermanos redentoristas, misioneros del Señor, en nombre de todos los misioneros de esta misión, en Malagón. La crónica ha salido larga, pero les ruego que entiendan, que pocas veces podemos “echar tantas flores” como en esta ocasión. Además, no es obligatoria leerla toda de golpe. Gracias.
“Por la manchega llanura, se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar…”
P. Arsenio Díez
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