PASCUA MISIONERA EN PATERNA Y BAYÁRCAL

Paterna del Río y Bayárcal son dos pequeños pueblos de las Alpujarras de Almería. La Semana Santa de 2007 fueron protagonistas de una Pascua Misionera. Y al final pasó lo de siempre: que los que íbamos a “animar” las celebraciones de estas parroquias fuimos los que salimos verdaderamente animados. Son “las cosas del Espíritu”.

Del 5 al 8 de abril, Manuel Cabello –Manolo–, del Cesplam, y nueve laicos (siete adultos y dos niños) de «Comunidad en Búsqueda», una pequeña comunidad cristiana que vive la fe y la fraternidad en Madrid desde hace varios años, estuvimos celebrando el Triduo Pascual, y ayudando a las gentes de estos pueblos a vivir una Semana Santa diferente.
Ésta es la pequeña historia de Manolo, de Elena y Luis y de sus hijos Pablo e Isabel, de Conchi, Luis, Luis Carlos, Raquel y Carlos.
El punto de partida era sencillo: disponibilidad por parte de los que llegábamos de fuera y una acogida generosa y desmedida por parte de nuestros anfitriones.
Lo que estaba algo más complicado era la tarea: preparar y animar las celebraciones, organizar catequesis y juegos para los niños de ambos pueblos y buscar formas nuevas para que los adultos se acercasen a la fe más allá de las procesiones de Bayárcal –preciosas, por cierto–.
Y eso hicimos: vivir en Comunidad en la casa que nos prestaron Antonio y Remedios (¡Gracias de todo corazón!) compartiendo fe, oración, vida y servicio; preparar las celebraciones con Manolo todas las mañanas; organizarlas con las mujeres del pueblo (¿Dónde estaban los hombres?): Ascensión, Remedios, Remedios, Remedios… –medio pueblo se llama así, como su Patrona–, Antonia…; disfrutar cada Celebración pese a las nevadas, los aguaceros, el tremendo frío que hacía en la iglesia del siglo XVI y a pesar de la granizada en pleno Via Crucis por la carretera, camino de la Ermita; llevar paz, alegría, conversación y sonrisa a los enfermos y ancianos, calle arriba y calle abajo (¡menudas cuestas!); jugar con los niños: correr, dibujar, saltar, cantar y conocer a Jesús, el mejor amigo; organizar un cine con pantalla gigante y todo… Cantar hasta la afonía y festejar juntos que Cristo sigue venciendo a la muerte. ¡Hacer Misión!
Fueron sólo cuatro días, pero fuimos felices.

Contar una experiencia intensa, de esas que dejan huella en el espíritu y en el corazón, puede llegar a ser instrumento de encuentro y reencuentro: encuentro con quienes la compartirán al leerla; reencuentro con los que la vivieron y la disfrutaron en primera persona.
De eso se trata: de encontrarnos y reencontrarnos a partir del relato de la vivencia de la Pascua en Paterna del Río y en Bayárcal.
Estos son algunos retazos de lo experimentado por los miembros de “Comunidad en Búsqueda”:

«Ha transcurrido algo más de un mes desde que algunos miembros de nuestra comunidad tuvimos la suerte -¡la inmensa suerte!- de acompañar al padre Manolo Cabello y de vivir en Paterna una Semana Santa muy especial.
Cuanto más tiempo pasa, más razones tenemos para dar las gracias a la Comunidad de Creyentes de Paterna por recibirnos en su templo, en su ermita, en sus casas,
en sus corazones…
Su acogida, su generosidad y su proximidad, hasta el momento mismo de regresar a Madrid, nos emocionan y nos llenan de gratitud. Después de conocerles sabemos que en Paterna se ha hecho realidad el encargo de san Pablo: «Que todo el mundo os conozca por vuestra bondad».
Damos gracias al Señor por cada uno de ellos, por su fe, su constancia, sus anhelos, sus sueños, por todo lo que viven y comparten como Comunidad Parroquial, por su pasado y el futuro de su Comunidad…
Cada rostro, cada sonrisa, el calor de cada gesto, están grabados en nuestro recuerdo y en nuestros corazones. Y son un regalo inmenso.»

«Parece que fue ayer cuando estábamos allí y, hoy, tras celebrar Pentecostés, la experiencia de Resucitar en Paterna sigue fresca en nuestro corazón.
Si tuviera que decir qué es lo que más huella ha dejado en mí este encuentro, sin duda alguna diría que la cálida Comunidad de seguidoras de Cristo que allí nos acogió. Comunidad que se identifica con Jesús, se llena de su Espíritu y de servicio. Son pocas pero fieles a Cristo. Y esto es ya Evangelio encarnado en pleno siglo XXI.
Nunca ha habido tantas ofertas de viajes y de ocio como en la Semana Santa; nunca ha pasado tan desapercibido el Señor en tantas ciudades, hogares, personas… y, sin embargo, a pocos km. de la Alpujarra almeriense, hay personas que hacen su «reserva» para un Vía Crucis bajo la lluvia o el granizo, o para acudir a los Oficios en una tarde helada, o ver la película de La Misión en un cine parroquial improvisado…
Ellas han hecho que nos hayamos sentido hermanos, a pesar de no conocernos de nada… Será porque Andalucía es fraterna en sí… Será porque todos nos hemos sentido Hijos de un mismo Dios.»

«Para mí contar la Pascua es hablar de sentirse acogido en una casa del pueblo; es agradecer los dulces y alimentos que nos regalaron las señoras de la parroquia; disfrutar preparando las celebraciones, con la última tecnología por un lado, y la sencillez de aquellas gentes por el otro. Hicimos una apuesta por la utopía de que en Paterna también se merecen lo mejor de lo mejor, y estoy convencido de que la ganamos.
Hicimos piña como un equipo y el padre Manolo también contribuyó a ello. Fusionamos tradición y novedad, y además improvisando… ¿El resultado? Para nosotros muy bueno, y creo que para ellos también.
Palpar de primera mano la religiosidad popular, aunque en algunas cosas nos situemos lejos, nos aclara de dónde venimos y promueve que respetemos más a este pueblo creyente de fe sencilla.»

«Seguramente no hubiésemos tenido que correr tanto, ni que pasar tanto frío, o quizás hubiésemos tenido tiempo para ver las procesiones o descansar más… Pero elegimos vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de un modo diferente, con un grupo de cristianos que no conocíamos, en un lugar distinto al habitual. E hicimos buena elección. Dios habla de modos diversos y a nosotros nos ha hablado estos días de trabajar por el Reino, de compartir la vida, de aprender de la fe sencilla… y creo que hemos escuchado su Mensaje en tantos gestos, en tantos detalles, sonrisas, caricias, palabras, canciones, silencios…
Le damos gracias a Dios por esta oportunidad para crecer como pequeña Comunidad y como Comunidad más grande de hermanos en la fe. Por todo lo bueno que cada uno de nosotros y de ellos hemos sido capaces de dar y de recibir, de compartir y de repartir, y le pedimos que siga siendo Él quien nos acompañe y guíe cada día.»

<<Quizás lo compartido hasta ahora habla de todo lo positivo vivido, y aunque fue lo más reseñable, también esta experiencia nos ha servido para poner de manifiesto que gran parte de la sociedad vive totalmente de espaldas a la fe o al menos a la Iglesia de Jesús, también en el ámbito rural, y eso nos provoca un sentimiento de dolor. A la vez que dolor, también provocaba esa realidad un sentimiento de urgencia por volver a comunicar la fe a los otros, por recrear la Iglesia…
Tenemos que ser conscientes de que la Iglesia necesita renovarse y renovar su compromiso para llevar a los demás a Jesucristo, con verdadera autenticidad adaptada a los hombres y mujeres que forman nuestra sociedad hoy. >