Sobre los afanes inútiles y “lo mejor”. Domingo XVI T. O.

La palabra de Dios deplora los extremos. E invita a un equilibrio vital. En “el término medio está la virtud”, la virtus o fortaleza. En el no dejarse poseer por nada ni por nadie apasionadamente, para ser verdaderamente libres y pertenecer sólo a Dios, que da la verdadera libertad. Por eso Jesús regaña a Marta que está tan presa de hacer bien su servicio y busca la ayuda de su hermana.  “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria”.

La palabra griega que hay detrás de este pasaje evangélico: “upodexomai” (acoger) implica hospitalidad. Y presenta un cuadro muy variado de acogidas. La de Marta se “deshace” literalmente por su visita, sólo piensa en hacer: traer, llevar, preparar y servir. La acogida de María es distinta, ella acoge a Cristo como Maestro, por eso se sienta a sus pies a aprender, a recibir su enseñanza. María, dicen algunos biblistas, se asocia a Jesús por elección y afecto. Marta, más protocolaria, está preocupada de lo externo, de que nada falte ni sobre, de agasajar a su invitado.

¿Vivir con agobios o vivir teniendo tiempo para lo esencial? Aquí está la cuestión. Cuando no priorizamos en la vida, cualquier pequeña cosa se vuelve urgente y no encontraremos tiempo para lo importante. No es un juego de palabras. Es una realidad. Muchas personas viven secuestrados en las “urgencias cotidianas” y nunca tienen tiempo para cosas importantes: cuidar su relación conyugal, su familia, su fe… es importante que, como creyentes, tengamos estos valores prioritarios claros e intocables. Luego podrán surgir cosas, pero no perderemos de vista que hay cosas prioritarias y otras no tanto.

Aunque Jesús parece dar la razón a Marta y quitarla a María, los Santos Padres nos invitan a verlas como complementarias. Marta equilibra a María y a la inversa. María necesita también servir a otros y salir de su contemplación orante, para no caer en el egoísmo o la soberbia. Marta necesita parar su ritmo frenético y echarse un rato cada día a los pies del maestro, o terminará pensando que no necesita Maestro y que ella ha de salvar su mundo y a quienes la rodean. Todos hemos de crecer, todos estamos en camino. A esto nos invita hoy la Palabra.

Víctor Chacón, CSsR