Vivir en una dinámica de oscuridad o de Luz. Domingo XXV del T. O.

“Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos”. Dios quiere que TODOS los hombres se salven dice Pablo. Y por ello Cristo vive entregándose en cuerpo y alma a los demás: su tiempo, su predicación, sus milagros, su cercanía a pobres, marginados, enfermos y pecadores…

Hay una disyuntiva muy fuerte entre poseer u ofrecer. Consumir o entregar. Dominar o servir. Acaparar o compartir. Vivir en la “dinámica del ego” o construir un “nosotros”, la fraternidad que Jesús quiso entre los suyos, y de los suyos con todos. Colonizar o acoger, ¿respeto a los otros tal y como son, los escucho y acojo o busco plegarlos a mis deseos e intereses? A veces la delgada línea es finísima, casi imperceptible. Y el problema casi nunca está en el loco que se acerca con un cuchillo a la vista (a ése se le ve venir), sino en quien sonríe y nos abraza y escondía el arma en la mano que no vimos. Ojo a esto, a cómo tratamos a aquellos que confían en nosotros y a los que podemos hacer sentir especialmente tristes o heridos.

El “administrador injusto” que manipula las cuentas en su beneficio, es alabado por el evangelio por su astucia. Ha sido hábil. Ha sabido defender su interés con inteligencia, ser rápido y reaccionar muy bien a una situación de peligro. Pero a veces es mejor “parecer tonto” que ser malvado, palabras textuales que oí a Monseñor Amigo en una ocasión. Mejor no resultar tan listos para nosotros mismos y sí más despiertos para hacer el bien a los hermanos, a aquellos que nos necesitan o que están en situación de vulnerabilidad. Podríamos aprovecharnos de ellos, pero no queremos, no somos así. No es nuestra naturaleza. Estamos hechos de otra pasta, llamados a algo más grande y más noble.

“El que es de fiar en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos señores… No podéis servir a Dios y al dinero”.

La verdadera riqueza es otra. “Lo nuestro” es otra cosa que vale mucho más que todo el oro. Seamos de fiar en lo pequeño, en lo cotidiano, no defraudemos a nadie. No traicionemos confianzas que son sagradas, de amigos, familiares, personas queridas… mejor servir solo a un Señor, Bueno, Santo, Justo y Generoso, totalmente entregado a nosotros para darnos Vida y Vida en abundancia como dice San Juan. Vivamos, hermanos en la dinámica del dar nuestra vida, de sembrar, de entregarnos, no de acaparar hurañamente, de rehuir las relaciones y personas que hacen verdaderamente rica nuestra vida.

Víctor Chacón, CSsR