6 DE ENERO, SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR: “Dios viene a ensancharnos e iluminarnos”

Epifanía significa “manifestación” o “revelación”. Es Dios que se muestra y que nos hace ver su grandeza y poder. Será, como todo lo que viene de Dios,

una manifestación tan grandiosa como paradójica. Su grandeza y poder se revelan en un niño que nace en un pobre pesebre y al que adoran pastores y magos de Oriente.

“Sobre ti amanecerá el Señor, y su gloria se verá sobre ti… lo verás, y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se ensanchará”. El texto nos invita a acoger la luz de Dios, su gloria.

La expresión «la gloria de Yahveh» designa a Dios mismo, en cuanto se revela en su majestad, su poder, el resplandor de su santidad, el dinamismo de su ser.

La gloria de Yahveh es, pues, epifánica. Le comunica a él. Acoger esta presencia de Dios nos asombra y nos ensancha… dilata nuestra vida, la saca de sus estrecheces y mezquindades.

Moisés, por haberse acercado a la gloria en la nube, retorna «con la piel del rostro radiante» (Ex 34,29). «con una gloria tal, dirá san Pablo,

que los hijos de Israel no podían contemplarlo fijamente» (2 Cor 3,7). Estamos llamados a reflejar a Dios, ser personas que se dejen iluminar por Él, por su gloria.

Personas que vean las cosas con otra luz, con otros ojos, con la mirada de Dios que es tan profundamente compasiva como humana. Que sabe ver belleza y bondad donde otros no ven nada.

“Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre,

y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.

De nuevo, apreciar los signos que Dios nos da nos alegra la vida, como a los Magos.

Vieron la escena, cayeron de rodillas (adorándole) y le ofrecen sus regalos. Cuando uno está en presencia de Dios

le acompaña la humildad (arrodillarse), la piedad (adorar) y la generosidad (ofrecer sus dones).

Quizás es oportuno que me interrogue así: ¿Vivo yo buscando la luz de Dios, su Gloria? ¿Dejo que Él me ilumine y dé luz a mi corazón?

¿Cómo anda mi humildad, mi piedad y generosidad? ¿Podría ponerme metas sencillas en estos 3 ámbitos que me acerquen a Dios?

 

Víctor Chacón, CSsR