MISIÓN EN LA CIUDAD DE BAZA (GRANADA)

Hoy me toca a mí hacer esta crónica de misión. Me he prometido hacerla breve; veremos qué sale. Y también se me ha ocurrido pedirle al obispo de la diócesis, Don Juan, que me eche una manita. Se me ha quedado mirando ha sonreído y ha dicho lo que sigue:

“Estoy disfrutando esta mañana. Es la cuarta vez que me reúno con los misioneros redentoristas y los sacerdotes en esta diócesis de Guadix-Baza. La primera vez que viví una misión de este estilo, fue en Toledo, en 1978. Y lo mismo entonces, como ahora, veo la fuerza y el ímpetu del Espíritu. Y además, veo ilusión y entrega, tanto por parte de los misioneros como por parte de los sacerdotes y, cada vez más, de los laicos. Éstos son los verdaderos protagonistas de este tipo de misión.

Noventa asambleas familiares cristianas eran impensables de entrada, pero ya son una realidad y un futuro gozoso. Algo está cambiando en nuestras parroquias muy favorablemente. La misión, sin duda es un gran revulsivo pastoral. Estos noventa grupos, servirán para poner en marcha otros tantos grupos de catequesis de adultos, que es nuestro gran reto. Y estos nuevos agentes de pastoral, que llamáis animadores, serán los nuevos misioneros que mantengan la presencia de la Iglesia en los hogares y los barrios de nuestra ciudad…”

Estas son las palabras de Don Juan, obispo de la diócesis. Palabras de reconocimiento a los misioneros del CESPLAM. Es un testimonio suficientemente significativo y muy alentador para nosotros. A continuación nos regaló un crucifijo, como signo de agradecimiento. Y acto seguido, presento unos datos referidos a esta misión realizada en toda la ciudad de Baza, desde el 22 de Febrero al 10 de Marzo.

La ciudad cuenta con cuatro parroquias y unos párrocos jóvenes y llenos de entusiasmo, que nos acogieron muy bien y se implicaron en la misión desde el primer día. Gracias a ellos pudimos hacernos presentes en el todos los colegios e institutos para atender al sector joven. Hemos dedicado mucho esfuerzo y tiempo, la verdad, pero no quedaba más remedio, ya que los jóvenes “pasan” de las propuestas de acudir a las parroquias. Y ha merecido la pena tanto esfuerzo. Resultaba muy extraño, ver cómo jóvenes que no pisan por la iglesia se implicaban en la charla con el misionero.

Pero el mayor logro de la misión, según me parece a mí, se refiere a ese otro apartado que son las parejas y matrimonios jóvenes y que casi siempre se escapan de la vida parroquial. Y todo, al menos en la parroquia del Santo Ángel, gracias a las asambleas. Resultaba significativo y gratificante visitar las asambleas más tardías, hacia las diez de la noche, repletas de gente trabajadora, que terminaban su turno en el hospital y llegaban felices a la reunión… Las asambleas familias, seguirán siendo, sin duda el punto de encuentro, de estas parejas, con la vida parroquial.

Y con estas y otras reflexiones que ustedes se imaginen, doy por terminada esta página misionera. En la foto que ven: el equipo misionero, con los párrocos y el señor obispo. Y termino agradeciendo el interés y las oraciones que muchos hermanos en Cristo Redentor.

P. Arsenio Diez